"La ArquitecturA DebE TeneR BuenoS y MaloS EspacioS a un TiempO"

"La  ArquitecturA DebE TeneR BuenoS  y  MaloS EspacioS  a  un  TiempO"
"El complejo programa latente es un proceso continuamente cambiante y creciente en el tiempo, si bien, en cada etapa y en cualquiera que sea el nivel relacionado con el todo, debe ser reconocido como algo esencial en la escala del diseño urbano"..."un edificio es un todo en un nivel y un fragmento de un todo más grande, en otro".

Casa/Automóvil. Hacia una Arquitectura. Le Corbusier.

Le Corbusier vivió en primera persona la fascinante incorporación de la producción de automóviles a la industrialización, y la transformación que las fábricas en cadena introducidas por Ford en EEUU trajo al resto del sector industrial.
Esto inspiró a Le Corbusier a la hora de concebir una nueva arquitectura.

La industria del Automóvil permitió a Le Corbusier concebir una "industria de la arquitectura" que en aquel momento no existía, y proyectar las "casas en serie". El mismo percibió que el centro de la sociedad moderna sería la vivienda unifamiliar, y que las viviendas que se construían todavía a principios del siglo XX eran simplemente agujeros donde la gente no podía vivir de forma sana. Uno de los problemas era el elevado coste de construcción, y otro el escaso poder económico para hacer frente a casas en las que la estandarización era aún inexistente. Por eso, la industria del Automóvil fue un gran referente para el arquitecto, por su capacidad para analizar los nuevos materiales, plantear problemas, y resolverlos en función de la estandarización, para aprovechar los costes. La arquitectura en serie, que se servía de los nuevos materiales que se podían transportar prefabricados a la obra y ensamblarlos allí, incluso la construcción de partes enteras de las casas previamente a la construcción, conducían hacia una casa modular, cuyo coste era muchísimo menor que el de la tradicional, y su eficiencia en cuanto a practicidad mucho mayor. Se trataba de la "Máquina de habitar" (por analogía a la "máquina de desplazarse", el Automóvil).

Por otro lado, percibió al Automóvil como el espejo de la arquitectura en su búsqueda de la perfección. Entendió que el Automóvil era una de las creaciones supremas del tiempo presente, si no la más, y por tanto, en ella había una evolución que se basaba en la resolución de problemas mediante la estandarización y la eliminación de lo superfluo, para llegar a la máquina más eficiente. Para él, la arquitectura desposeída de lo superfluo (decoración aparatosa, recursos sustentantes abigarrados...) era la más perfecta, poniendo como ejemplo el Partenón, como máxima expresión del templo griego, que era a su vez un estándar. Para Le Corbusier, la simple evolución del Automóvil desde su primitiva forma de carruaje hacia los bólidos alargados y estrechos que buscaban la mejor penetración aerodinámica, era un síntoma de estar en el camino de la perfección: eficiencia máxima con recursos adecuados. Al mismo tiempo, pensaba que el establecimiento de normas ayudaba a la definición de las formas, y por tanto al inicio de su camino hacia la esencia máxima. Y lo hacía poniendo como ejemplo el coche de carreras (morro largo, habitáculo restrasado y pequeño, "todo delante") y la limusina (morro más corto, habitáculo grande y centrado, "todo atrás") que representaban el resultado efectivo a la solución de diferentes problemas sobre el mismo medio de transporte.

En conclusión, si el templo griego llegó a definir sus elementos y disposición básica en apenas un siglo, para alcanzar en poco más tiempo el culmen del Partenón, el Automóvil se había definido en apenas tres décadas, y había pasado de convertirse en una mera máquina a un paradigma de lo que la arquitectura moderna debía hacer: buscar la estandarización, potenciar la producción en serie, y deshacerse de lo superfluo para encontrarse con lo eficiente. El Automóvil prometía convertirse en un nuevo "Partenón"

Borja Jiménez Fernández.